viernes, 7 de diciembre de 2007

NUEVOS Y EXCELENTES RELATOS

EL APAYCHACO
Esta historia es real y sucedió en la sierra de Huancavelica.
Se trata sobre una anciana que vivía en la sierra, en el lugar de Ccocha. Una vez una señora había venido de muy leos a escarbar la papa y como ya se había hecho tarde escarbando papa tenía hambre. Ella tenía un bebé recién nacido y más allá había una choza que estaba humeando. La señora pensó, ay qué rico, allá están cocinando voy a ir a comer un poco de papa. La señora se fue y cuando tocó la puerta salió una anciana pero ella entró con confianza sin saber que era apaychaco y la anciana le dijo, está bien hay que cocinar tu papa. Yo voy haciendo quedar a tu bebe y voy haciendo hervir agua para cocinar en esta olla. La señora pensó para qué está haciendo hervir agua en tan grande olla. La anciana insistió en hacer quedar a su bebe y le dio para que vaya a recoger agua al río. Luego la señora aceptó pero el apaychaco le había amarrado el pie con un cordón y así le había soltado al río.
Cuando la señora apenas estaba dando vuelta a la esquina de la choza, el apaychaco le había metido a la olla a su bebe y en unos cuantos gritos murió. Al escuchar esto la señora fue hasta donde había un mulle y deando la cubeta y el cordón amarrándole al mulle fue corriendo por el canto del río.
Cuando ya estaba subiendo a la casa, el apaychaco se dio cuenta y siguió a la señora diciendo: llullup, llullup... tu bebe... llullup tu bebe... llullup. Luego la señora siguió corriendo para arriba volcando grandes piedras y el apaychaco le seguía hasta que se cansó y la dejó, regresándose a la choza.
La señora llegó a un pueblo llamado Cajasiri y avisó del apaychaco. La gente ahí fue y con un cohete lo siguieron hasta un callejón de rocas y le hicieron aplastar. El apaychaco gritó diciendo: piojo, pulga voy a ser yo todavía, no voy a a morir total. Si es que me muelen con molino no moriré, pero si es que me hacen aplastar con palla piedra moriré...
Por eso hoy en día existen piojos y pulgas. Los apaychacos dicen palla piedra a nuestras uñas y molino a nuestros dientes.
Noemí Bendezú

LOS JÓVENES ENAMORADOS
Había dos enamorados que se amaban mucho, que se llamaban Rosa y Rafael. Pero sus padres no quierían que se amaran mucho. Por esta razón sus padres no querían que estuvieran y los querían separa a los dos jóvenes. Ellos no les hicieron caso a sus padres y así los enamorados se hicieron apuestas, es decir, si uno de ellos muere le iba llevar junto con él a la muerte.
Una noche los enamorados se fugaron de su casa y de sus familias. Ellos buscaron un lugar donde puedan estar más seguros y donde no le puedan encontrar sus padres. Al día siguiente al amanecer, el hombre le dijo: no tenemos plata ni comida. Entonces Rosa le dijo, ahora qué vamos a hacer. Entonces Rafael respondió y dijo: yo voy a traer de mi casa plata, yo sé donde guardan el dinero.
Un día al anochecer, Rafael fue a su casa, vestido de una forma extraña, caminó silenciosamente para que no se escuchase el ruido de sus pasos. Entonces Rafael entró a la habitación para sacar el dinero, pero encima del dinero había una caja. Cuando Rafael estaba intentando sacar el dinero, el cajón le cayó en la espalda. Entonces el padre de Rafael escuchó el ruido de la habitación donde guardaba el dinero. Fue con un machete pensando que era un ratero, entonces lo golpeó y le dio un machetazo en la espalda. En seguida el padre de Rafael prendió la luz para ver el rostro de la persona que había intentado robar, pero cuando le sacó la máscara vio que era su hijo, a quien había asesinado y se puso a llorar.
Al amanecer, la chica Rosa dijo, por qué no regresa, qué habrá pasado. Entonces Rosa vio desde un cerro hacia el pueblo donde vivía Rafael. Había visto que sus vecinos estaban llevando un ataúd. Entonces Rosa dijo: seguro Rafael está ayudando, voy a a esperar. Pasó tres días esperándole. Después Rafael volvió extraño. Llevó la sobra de la comida de su entierro. Rafael dio: vámonos Rosa de aquí muy lejos. Cada vez que llegaban a un cementerio ellos descansaban. Hasta que un día llegaron a una casa donde vivía una abuelita. Ellos se quedaron a dormir una noche. En la madrugada la abuelita le vio al hombre botando candela por la boca. Entonces la chica no le creyó. Por eso la chica se quedó una noche más para comprobar si era cierto. Entonces la abuelita y la chica siguieron atrás del hombre y comprobaron que sí era cierto, el hombre botaba candela por la boca. Entonces la abuelita le dio peine, agua, botón, espejo y jabón para que el hombre no le siga más, para que se pueda defender. Con el peine aparece varios cerros y Rafael no podía caminar por los cerros y así no podía alcanzarle a chica. Con la aguja aparecía varias espinas y le incaba al hombre y asi fue, sucesivamente.
Cuando la chica botó el espejo, el hombre desapareció, a donde debe estar. Entonces la chica logró escaparse del hombre muerto.
María Ticllasuca


LA MUERTE DEL HACENDADO
Hace muchos años atrás en el departamento de Huancavelica en el distrito de Huando, anexo de Llallas Alta, vivía un hacendado llamado Humberto Campodonico. Él era dueño de los anexos Llallas Alta, Cachi Baja y de sus tierras, pero un día la comunidad campesina de Huando le declaró la guerra al hacendado que estaba queriéndose apoderar de sus tierras. Cuando empezó la lucha resultaron heridos la gente del hacendado como también la gente de la comunidad de Huando. Al ver toda esta gente herida, el hacendado le mandó una nota a la comunidad de Huando para que puedan solucionar. El tenía planos de sus tierras.
No conforme con la nota, los comuneros de Huando pensaron matar al hacendado y le respondieron amablemente y pidiéndole que no lleve más de sus hombres. Todo esto tenía un plazo de quince días. Pasaron los quince días y el hacendado Humberto fue con cinco de sus hombres más el plano de sus tierras en la mano, pero grande fue su sorpresa al encontrar a toda la gente de la comunidad. Bajó de su caballo y trató de explicar con su plano que todo ese terreno le pertenecía, pero la gente de la comunidad de Huando lo empezaron a insultar y tirar piedras y sus cinco personales. El hacendado y sus ayudantes empezaron a escapar montado en sus caballos, en ese momento fue cuando uno de los comuneros de Huando le tiró una piedra en la cabeza del hacendado y cayó desmayado de su caballo. Uno de sus personales bajó y le quito el plano que tenía su patrón Humberto y escaparon.
Al día siguiente fueron al lugar en busca de su patrón, el hacendado Humberto, pero nadie le daba razón. Al tercer día de su búsqueda se enteraron que el hacendado estaba muerto y despedazado. La gente de la comunidad de Huando le había cortado su cabeza, su lengua, brazos, y sus pies. Lo habían enterrado en diferentes partes envuelto con espinas. Su lengua le habían cortado en cien pedazos, y tomaron cada pedazo con caña. Al enterarse de todo esto, la gente del hacendado Humberto regresaron a su casa a contar lo que había pasado a sus familiares. Al saber todo de este horrendo asesinato los hijos del hacendado decidieron repartir las tierras a sus personales de acuerdo a su tiempo de servicio, y quedaron divididos en anexos: Llallas Alta y Cachi Baja.

Autora: Elizabeth Mallma

LOS PISHTACOS

Esta historia pasó en La Merced en Chanchamayo que queda en la selva. Fue hace muchos años en una hacienda, la cual era de los gringos.Cada vez que cualquier habitante iba de visita a ese lugar desaparecían porque los gringos lo mataban y nadie se explicaba porque la gente desaparecía.Los gringos tenían una arma especial para matar a las personas era como una wincha de medida y con eso de lejos lo lanzaban directo a la nuca y aquella arma le cortaba su cuello. Los gringos tenían un hombre que trabajaba en la hacienda, pero le había prohibido al señor que nunca abriera la puerta de una habitación. Este señor no se explicaba el porqué no quería que abra esa puerta. Entonces un día los gringos le habían mandado al señor por aquella dirección donde estaba esa habitación y el señor con la curiosidad abrió la puerta y cuando miró que adentro estaba colgado varios cuerpos de gente. Sólo su cuerpo sin mano, sin cabeza, y sin pies y debajo de ellos había una tina donde toda la grasa de los cuerpos goteaban. En eso aquel hombre cerró rápidamente la puerta y se escapó porque tenía miedo que a él le hicieran lo mismo. Fin

Autora:Cindy Mirilla Navarro Palomino

LA BRUJA

En un pueblo de Huancavelica hubo una pareja de enamorados que eran Sheila y Esteban. Siempre que se encontraban Sheila le decía a Esteban que no vaya a su casa los días martes y viernes. Esteban se puso a pensar porque no quería que vaya esos días a verla o es que tenia otro chico con quien se encontraba esos días. Entonces fue a buscarla un día martes para ver que pasaba con ella. En eso, al entrar a su casa vio el cuerpo de Sheila tirada en la cama sin su cabeza. Se asustó mucho y no sabía qué hacer. Se puso muy mal y dijo que porqué Sheila le había ocultado la verdad. Ella era una bruja y su cabeza salía por las noches los días martes y viernes.
Pues estuvo tan enojado que echó ceniza al cuello del cuerpo para que cuando vuelva la cabeza no se volviera a pegar y se escondió detrás de la puerta para que no le viera. Al entrar la cabeza a su casa se quiso pegar a su cuerpo y no se podía. Empezó a llorar golpeándose por las paredes y maldiciendo a quien había echado la ceniza a su cuello. Esteban se movió de repente e hizo mover a la puerta, Sheila se dio cuenta, fue a ver y le dijo a él qué hacia ahí, porqué vino, porqué fue tan malo de echar la ceniza a su cuello y se pegó en el hombro de Esteban. No quería despegarse y Esteban no sabía qué hacer y se puso un poncho.
Se escapó de su casa para irse a la selva. Todavía llevaba la cabeza pegada a su hombro. Estando en esa región se fue por el medio de la selva para que no le vea nadie y vieron un árbol de naranja. Sheila tenía sed y le pidió a Esteban que le saque una naranja, pero él no podía subirse al árbol y le pidió que se bajase solo por un rato hasta que saque las naranjas. Sheila se bajó al suelo. Cuando Esteban estaba arriba en el árbol apareció un luicho por ahí. Sheila se asustó tanto que se pegó por la espalda de luicho. El luicho se fue corriendo al fondo de la selva y se comió la cabeza de Sheila. Esteban bajó rápidamente, agarró su poncho del suelo y se fue corriendo para escaparse de la selva y regresar a su pueblo......
Autora: Silvia Huamaní